Esta figura no existe en el derecho español, ya que parte de la concepción de que el menor no es objeto de derechos sino sujeto activo de los procedimientos de familia lo cual supone concederles capacidad procesal para actuar en su propio nombre dentro de los procesos de familia.
No es la figura del DEFENSOR DEL MENOR, equivalente en funciones a las que realiza el MINISTERIO FISCAL en defensa del interés del menor.
EL ABOGADO DEL NIÑO es un asistente técnico del menor, sea cual sea su edad, sin distinción de su madurez, que le defiende con carácter independiente tanto del Defensor del menor, como de los padres de este, y actúa tanto a petición de cualquiera de los padres, como a petición del niño como a petición de la corte, en cualquier instancia en que se encuentre el procedimiento. Tiene la posibilidad de entrevistarse son su cliente que es el niño. Sus honorarios son cubiertos por los padres y por el estado, en un 50%-50%, o bien por el estado en un 100% si los progenitores tienen los beneficios de justicia gratuita.
Interesante pero poco definida, en tanto en cuenta puede defender a menores que no tengan suficiente madurez de juicio y muy dudosa, aunque bien intencionada por las dificultades de conocer, cual es la voluntad real de un niño de corta edad, sea cual sea la forma de manifestación de esta voluntad, hablado, escrito mediante dibujos o gestual, sin tener el tamiz de formación psicológica o elementos de determinación de la I.P. sobre los menores. NO defiende el interés del menor, defiende al menor en si mismo, por lo que resulta muy difícil determinar los criterios de interpretación de la voluntad de un cliente de tan corta edad, aunque tiene la posibilidad de renunciar o no aceptar la defensa.
Adolfo Alonso Carvajal